El suministro de energía es en muchos hogares una preocupación permanente, no sólo por los precios abusivos que se fijan de manera casi indescifrable, sino también por la continua sensación de sentirse atrapado en manos de un oligopolio de empresas que engrosan sus beneficios a costa de unos clientes/consumidores a los que el gobierno de turno tampoco protege en absoluto. Más bien al contrario, con la penalización del autoconsumo y la inversión en energías renovables, la única alternativa parece ser la de pagar y callar, y seguir así contribuyendo al beneficio de estas empresas de moral más que dudosa a pesar de todas las campañas con las que tratan de limpiar su imagen. ¿Hay algo que se pueda hacer al respecto?
La casa de la Abuela Josefa dispone de suministros de electricidad y de gas natural. El primero está contratado desde hace ya un tiempo con Som Energía, una cooperativa comercializadora que garantiza el origen 100% renovable de la energía consumida y que invierte en proyectos de generación de energías renovables. El resultado es más que satisfactorio. Quizá no haya una gran diferencia en los importes de las facturas, pero donde sí es enorme es en la tranquilidad de conciencia de estar contribuyendo al cambio por un mundo más sostenible. En Som Energía somos ya más de 30.000 socios, y creciendo, aunque si lo prefieres también puedes contratar con Nosa Enerxía, una iniciativa similar de ámbito gallego.
Pero, ¿y el gas? ¿Qué opciones hay con este suministro? Pues más bien pocas.. Hace poco más de un año se contrató para la casa el suministro con Gas Natural Fenosa, y llevamos ya un tiempo queriendo cambiar de compañía. Motivos no escasean, desde los meramente económicos como el importe astronómico de las facturas en invierno, hasta otros más importantes aún, de corte social y medioambiental, como el escándalo por la muerte de una anciana tras el corte energía por impago, o la construcción de una línea de alta tensión en plena Fraga de Catasós, en ambos casos con la implicación directa de Gas Natural Fenosa. Finalmente hoy he dado el paso.
Después de una pequeña investigación, en conocidos comparadores como Rastrearor o asociaciones de consumidores como la OCU, la elegida fue finalmente la compañía portuguesa EDP. La tarifa, la 3.2 del mercado regulado. La facturación electrónica, y el trámite, telefónico, en poco menos de 15 minutos.
No es una opción perfecta, ni creo que sea la definitiva, pero al menos, desde hoy, puedo decir satisfecho.. «Bye bye Gas Natural Fenosa…» 🙂
Si piensas en abandonar el oligopolio eléctrico y pasarte a una cooperativa como Som Energía y aún tienes dudas, te recomiendo el siguiente artículo: http://www.eldiario.es/consumoclaro/ahorrar_mejor/cooperativas-renovables-som-energia-goiener_0_609639708.html